fbpx
CONSEJOS Y MÁS/ MENTE POSITIVA

MI EXPERIENCIA CON EL CORONAVIRUS

Hace ya una semana que estoy en ‘arresto domiciliario’ y creo que aún va para largo. Por eso, he decidido ver solamente las cosas buenas de esta situación. En primer lugar, voy a compartir mi experiencia con el coronavirus para ayudar a quien esté en una situación parecida.

Así he vivido mi ‘contagio’

La primera semana de marzo, cuando se dieron los primeros casos de Covid19 en España, viajé a Madrid por trabajo. Siguiendo la recomendación de mi madre, utilicé una mascarilla para coger el AVE (BCN-MAD) y nunca me había sentido tan extraña.

La gente todavía pensaba que era ‘sólo una gripe’ y supongo que veían mi comportamiento algo exagerado. Escuché a un niño decirle a su madre ‘Mira mamá, una enfermedad ’. Y los agentes del control de seguridad se reían y me decían ‘Ayer me vino uno con una braga por mascarilla, ja ja’. Puedo entender estas reacciones, pero ojalá nos lo hubiésemos tomado más enserio.

Más tarde me di cuenta de que lo de la mascarilla había servido de poco, ya que asistí a reuniones, cogí varios taxis y aquí estoy, escribiendo esto con una tos que no me deja descansar.

Síntomas del coronavirus y evolución

Cuando empecé a encontrarme mal, no quise pensar que podía estar relacionado. Tenía los síntomas de un resfriado:

  • Escalofríos
  • Garganta seca y dolorida
  • Dolor de huesos
  • Dolor de cabeza
  • Presión entre los ojos

Me tomé un ibuprofeno y así seguí un par de días. Al tercer día, el dolor de cabeza se volvió insoportable, no desaparecía ni tumbada, ni de pie, ni boca abajo. La tos iba en aumento y, aunque yo no tuve fiebres altas, mi pareja empezó a encontrarse mal y a él sí que le subió la fiebre.

Fue entonces cuando nos preocupamos y llamamos al 061 para comunicar nuestros síntomas. Era jueves 12 de marzo, todavía no estábamos en estado de alarma. Las instrucciones fueron claras, no podíamos salir de casa en 14 días. Descanso, mucho agua y paracetamol (yo había estado tomando ibuprofeno y más tarde me dijeron que no era recomendable). Nos tranquilizaron y nos indicaron que, si teníamos dificultad para respirar, contactemos directamente con nuestro centro sanitario.

Al día siguiente, una amiga con la que mi pareja fue a tomar un café el 5 de marzo nos comunicó que había dado positivo en Covid19 y estaba en estado grave. En ese momento, empezamos a creer que era posible que estuviésemos pasando el virus.

Una semana más tarde, seguimos teniendo tos y fatiga al respirar. Yo he estado 3 días sin olfato y sin sentido del gusto (qué bien, justo ahora que lo único que puedo hacer es comer y cocinar😅). Mi novio es asmático y nos preocupa cómo puede afectarle, pero podemos decir que ‘estamos bien’.

Por un lado, me entristece muchísimo pensar en toda la gente que está superando la enfermedad con problemas graves. Peor me sienta pensar en las personas que no lo consiguen y en los sanitarios que están luchando con todo lo que tienen y más.

Por otro lado, me enorgullezco de nosotros, como raza, especie y comunidad. También creo que NO estábamos preparados y que la situación podría haberse llevado mejor. Yo misma me siento culpable por haber asistido a varias reuniones de trabajo, aun teniendo síntomas, porque en las noticias todavía anunciaban que debíamos seguir con nuestra vida con normalidad.

Cosas que he aprendido gracias a mi experiencia con el coronavirus:

  • Estamos a otro nivel de conectividad. No nos ha hecho falta encender la televisión para enterarnos de todos y cada uno de los avances de esta epidemia. De hecho, quisimos sintonizar la antena de la TV (después de 1 año viendo Netflix 🤦🏻‍♀️ en exclusiva) y sólo conseguimos programar 3 canales.
  • Hay gente muy graciosa y creativa en el mundo. Debemos admirar el sentido del humor que tenemos en España y que sepamos sacar unas risas a situaciones como estas, sin faltar el respeto a nadie. OLÉ.
  • Los virus son invisibles y por eso dan tanto miedo. No sabes dónde están, ni a qué pedacito de ropa ha podido llegar una de esas peligrosas ‘gotitas’. No hay que obsesionarse, pero creo que a partir de ahora nos vamos a lavar mucho las manos (las mamás y abuelas estarán muy contentas).
  • Acumulamos muchas basuras y escombros. Estamos utilizando más servilletas, papeles y plásticos de lo habitual. Intentamos acumular el máximo para salir lo mínimo a tirar la basura, pero tampoco sabemos hasta qué punto es higiénico. Ojalá nos enseñasen cosas como estas en el colegio. También nos ha llevado a preguntarnos mucho sobre la realidad del reciclaje. ¿Sirve de algo nuestro esfuerzo a la hora de intentar reciclar correctamente?
  • Necesitamos luz solar. Después de tantos días encerrada, me he visto rezando para que deje de llover, poder asomarme al balcón y retorcerme cual girasol para encontrar un rayito de sol. Si nuestro cuerpo lo pide, será que es importante.
  • No valoramos lo bien que vivimos. En esta situación de alarma, los únicos recursos imprescindibles han sido el agua, la comida y las medicinas. Debemos dar gracias de que los podamos obtener tan fácilmente, incluso sin poder salir a la calle, no nos falta de nada. ¿Os imagináis tener que ir de uno en uno a buscar agua a un pozo? Documentales como este de Bill Gates, han hecho que abra los ojos.
  • La contaminación es real y el cambio climático es real. No entiendo cómo hay gente que sigue negando una realidad tan grande como esta. Si en tan sólo unas semanas de ‘parón’ o distanciamiento, se han visto resultados así, significa que podemos hacer mucho más. Se pueden encontrar alternativas para no hundir la economía y ayudar a devolver la vida a nuestro planeta. Se puede, porque podemos con todo.
  • Somos seres sociales. Necesitamos una familia, una comunidad, un conjunto de personas con quien pasar los momentos buenos y los malos también. Aprovechamos cualquier oportunidad para sentirnos parte de algo, saliendo a los balcones, haciendo sesiones de yoga por Zoom y continuando con nuestras vidas.
  • Después de varios días sin salir de un espacio pequeño, echo mucho de menos la naturaleza. Sé que, cuando todo vuelva a la normalidad, no voy a pasar por alto el privilegio de vivir en Barcelona y poder pasear junto al mar.
Excursión en el Doi Inthanon, antes de nuestra experiencia con el coronavirus.
Esta foto fue tomada hace unos meses en Thailandia, antes de nuestra experiencia con el coronavirus.

Por último, me surgen muchas preguntas que supongo que se irán resolviendo a medida que pasen los meses:

¿Qué podemos aprender de nuestra experiencia con el coronavirus?

¿Perderemos esta conciencia y esta humanidad en cuanto salga una cura?

Quiero pensar que algo está cambiando en nosotros. Cada día que pasa, vamos asimilando que esto ya no es una broma. Hay gente que está sufriendo, por lo que debemos dar gracias por no estar en esa situación y mandar todas nuestras fuerzas a quien está en el ‘campo de batalla’.

Voy a tomarme este tiempo como una desintoxicación, una reflexión y una oportunidad para planificar los próximos meses de mi vida. Sé que esto es pasajero y que volveremos a salir a la calle, viajar y tener contacto humano normal pero, mientras tanto, voy a aprovechar este tiempo para trabajar algunas áreas de mi que han estado escondidas.

Espero que mi experiencia con el coronavirus pueda ayudar, tranquilizar y conectar con quien lo necesite.

Recordad que para mantener una vida saludable y una mente despierta, es importante alimentarse bien. ¡Aquí os dejo algunas recetas fáciles para preparar en casa con los tuyos!

Newsletter